Ana Frank y
sus padres, junto con otra familia, vivieron ocultos durante dos años en unos
cuartos en silencio, apretados, con miedo de abrir una ventana. Fueron
detenidos por la policía y enviados a campos de concentración .
El edificio donde se escondió Ana
Frank está falto de muebles, para favorecer de esta manera que los
visitantes puedan pasar con más fluidez. Sin embargo, la estantería corrediza
que escondía la puerta secreta del ático permanece intacta en el mismo lugar.
En las distintas habitaciones hay pantallas que
narran la historia de la familia. En la casa se pueden encontrar como objetos
las estrellas amarillas de los abrigos que los identificaban como judíos. El
dormitorio de Ana Frank todavía conserva en las paredes los recortes
de fotografías de revistas de cine que ella misma pegó.
Pero no es lo que se puede observar, sino lo
que rememora el lugar. Después de leerse el diario de Ana Frank, uno puede
imaginarse qué sucedió en aquellas habitaciones y cómo se sentía su
protagonista.